Recordando la muerte de José Manuel Estrada, se conmemora el día del Profesor y, generalizando, el día de todo aquel que ha dedicado su vida a la educación.
Se es profesor por variadas circunstancias, pero se es docente sólo por una razón: se cree en el futuro luchando por el presente a través de la formación de personas, en cualquier nivel en que nos desempeñemos.
Va más allá de un trabajo, de un título o de un cargo y tampoco se agota en la vocación. Es la elección de una forma de vida que se asume desde la labor diaria, las exigencias, la lucha, el agotamiento, la esperanza y la alegría de hacer lo que elegimos ser.
No se es docente por trabajar en el ámbito educativo, lo somos porque creeemos en el hombre y en la sociedad y fundamentalmente en la educación como la única herramienta para lograr transformar el mundo.
Un 17 de septiembre fallecía José Manuel Estrada. Destacamos en su figura la firmeza ética, la claridad de sus ideas, el fervor para comunicarlas y sostenerlas, y las páginas escritas sobre la educación de la juventud, que constituyen fuentes fundamentales de referencias pedagógicas y de formación moral.
Es importante y necesario que, como él, consideremos que la escuela no sólo tiene como objetivo la educación informativa sino que se debe apuntar a una educación integral del ser humano.
En 1984 fue destituido de sus cargos por sus ideas contrarias a la Ley 1420.
Valoremos su dedicación y entrega, especialmente en esta época que nos ha tocado vivir, donde se demanda una capacitación permanente para actualizar el conocimiento.
Recordemos, por último, algunas ideas sobre la educación, que nos guiarán en nuestro diario accionar:
No se educa cuando se imponen convicciones, Sino cuando se suscitan convicciones personales.
No se educa cuando se imponen conductas, Sino cuando se proponen valores que motivan
No se educa cuando se imponen caminos, Sino cuando se enseña a caminar.
No se educa cuando se impone el sometimiento Sino cuando se despierta el coraje de ser libres.
No se educa cuando se imponen ideas, Sino cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia
No se educa cuando se impone el terror que aisla, Sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.
No se educa cuando se impone la verdad Sino cuando se enseña a buscarla honestamente.
No se educa cuando se impone un castigo, Sino cuando se ayuda a aceptar una sanción.
No se educa cuando se imponen disciplinas, Sino cuando se forman personas responsables.
No se educa cuando se impone el miedo que paraliza Sino cuando se logra la admiración que estimula.
No se educa cuando se impone información a la memoria, Sino cuando se muestra el sentido de la vida.
No se educa cuando se impone a Dios Sino cuando se lo hace presente con la vida misma.
María Elena Camba.